¿Dónde estará el nuevo Boom Digital? Posted on

El evento: concierto de Bad Bunny Quito 2022.

Varios anunciantes desplegando estrategias para ganar notoriedad y ganar relevancia en las audiencias. Los influencers y generadores de contenido inventando mil recursos y tratando de utilizar toda su influencia para destacarse.

Llega Diana Carolina y con solo transmitir en vivo el concierto se vuelve la dueña de la audiencia, la celebridad, y el centro de atención de toda la conversación.

El evento: Mundial de Fútbol Qatar 2022

Argentina avanza partido a partido y se convierte en una gran favorita para ganar el Mundial luego de un comienzo difícil.

Las marcas patrocinadoras de la selección no ahorran en gastos para destacarse, para apoyar, para ser protagonistas. Los canales y la prensa detrás de la imagen o la noticia que les asegure toda la atención y por consecuencia el rating. Los influenciadores haciendo lo imposible por hacer lo “nunca antes visto” en un mundial.

Llega una abuela que quiere ir a celebrar las victorias del equipo con los vecinos en una esquina X de Buenos Aires y se convierte en el fenómeno digital más viral y más comentado por todos los argentinos. La canción “Abuela la la la la la…” es top en las aplicaciones.

¿Cómo afrontar esta realidad?

Hay que estar más atentos y dispuestos a reaccionar a tiempo.

Es claro que este tipo de contenidos no los puede crear una marca, pero una marca si puede capitalizarlos y sacar mucho partido si es capaz de flexibilizar sus procesos de aprobación, si aumenta su umbral de riesgo y si entiende que aparecer y no salir victorioso siempre será mejor que nunca aparecer.

Los equipos de Social Media deben dejar el paradigma del “always on” y sobre todo dejar de estar atados y restringidos por parrillas de contenido inflexibles.

Hay que dejar espacio para probar y arriesgar, entender las nuevas métricas y determinar con claridad el rol de la marca para que esta juegue con más libertad y aproveche las oportunidades.

Si las personas son cada día mas espontáneas y le temen menos al “qué dirán”, ¿Por qué las marcas deben alejarse de esa realidad?